martes, 30 de julio de 2013

Texto de la homilía del Papa Francisco en misa de clausura de la JMJ Río 2013 • Julio 28, 2013

            Queridos jóvenes
       «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Con estas palabras, Jesús se dirige a cada uno de ustedes diciendo: «Qué bonito ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pero ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás». Jesús te llama a ser discípulo en misión. A la luz de la palabra de Dios que hemos escuchado, ¿qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir.
              1.   Vayan. En estos días aquí en Río, han podido experimentar la belleza de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, han sentido la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde. La fe es una llama que se hace más viva cuanto más se comparte, se transmite, para que todos conozcan, amen y profesen a Jesucristo, que es el Señor de la vida y de la historia (cf. Rm 10,9).
                  Pero ¡cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él, ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios. Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía, sino que nos acompaña, está siempre a nuestro lado en esta misión de amor.
              ¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor.
              En particular, quisiera que este mandato de Cristo: «Vayan», resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. Brasil, América Latina, el mundo tiene necesidad de Cristo. San Pablo dice: «¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1 Co 9,16). Este continente ha recibido el anuncio del evangelio, que ha marcado su camino y ha dado mucho fruto. Ahora este anuncio se os ha confiado también a ustedes, para que resuene con renovada fuerza. La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza. Un gran apóstol de Brasil, el beato José de Anchieta, se marchó a misionar cuando tenía sólo diecinueve años. ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven. Éste es el camino que hay que recorrer.
                 2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?». Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías, un joven como ustedes, cuando fue llamado por Dios para ser profeta. Recién hemos escuchado sus palabras: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». También Dios dice a ustedes lo que dijo a Jeremías: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» (Jr 1,6.8). Él está con nosotros.
            «No tengan miedo». Cuando vamos a anunciar a Cristo, es él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre.
                Además Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad. Quisiera dirigirme también a ustedes, queridos sacerdotes que concelebran conmigo en esta eucaristía: han venido para acompañar a sus jóvenes, y es bonito compartir esta experiencia de fe. Pero es una etapa en el camino. Sigan acompañándolos con generosidad y alegría, ayúdenlos a comprometerse activamente en la Iglesia; que nunca se sientan solos.
              3.    La última palabra: para servir. Al comienzo del salmo que hemos proclamado están estas palabras: «Canten al Señor un cántico nuevo» (95,1). ¿Cuál es este cántico nuevo? No son palabras, no es una melodía, sino que es el canto de su vida, es dejar que nuestra vida se identifique con la de Jesús, es tener sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones. Y la vida de Jesús es una vida para los demás. Es una vida de servicio.
               San Pablo, en la lectura que hemos escuchado hace poco, decía: «Me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se ha hecho «esclavo de todos». Evangelizar es dar testimonio en primera persona del amor de Dios, es superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús.
              Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio. En la primera lectura, cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para «arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar» (Jr 1,10). También es así para ustedes. Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes. Que María, Madre de Jesús y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Amén



 Fuente de información:www.enclavedefe.com
Profesora Sylvia Rojas

lunes, 29 de julio de 2013

“UNA PALABRA AMARGA PUEDE CREAR ODIO, UNA PALABRA BRUTAL PUEDE GOLPEAR O MATAR”

Opinan los alumnos:
   ¿Por qué a veces hablamos mal de los demás sin pensar? Esto suele ser habitual en la mayor parte del mundo ya que muchas personas discriminan a otras a través de insultos sobre su estado físico, su apariencia, su clase económica y social o diferentes temas, sin saber que esto lastima y daña a los demás.
   La discriminación muchas veces es causante de graves enfermedades como bulimia y anorexia. En otros casos, este conflicto genera problemas tanto psicológicos (traumas, pesadillas) como físicos (cortaduras en distintas partes del cuerpo, vómitos forzados) que causan, en los peores casos, suicidios.
   Muchos conocen a la actriz-cantante Demi Lovato por su fama pero muy pocos conocen su historia; desde muy pequeña Demi sufría maltratos sobre su estado físico (exceso de peso). En consecuencia, la actriz se hacía mal a sí misma lastimándose; sus padres, muy preocupados, decidieron llevarla a un hospital especializado en el cuál le recomendaron que la internasen en él ya que era un caso grave. Un año más tarde le dieron el alta.
   Más adelante, un tatuaje fue descubierto en el cuerpo de Demi Lovato: las palabras "Stay Strong" (mantente fuerte), una en cada una de sus muñecas, en la cara interna de éstas. La aparición de este tatoo coincidió con el momento en el cual la cantante finalizó la rehabilitación a la cual se sometió para tratar sus desórdenes alimenticios.
   La elección del lugar para este último tatuaje no fue casual, ya que es la zona en la cual ella realizaba sus cortaduras. El tatuaje que dice "Stay Strong" no sólo cubre las cicatrices, sino que también le brinda un mensaje alentador a sus fans.
   Las palabras amargas de las personas, en un tiempo, la destruyeron. Hoy, dedica su vida a hacer reflexionar a las chicas con las letras de sus canciones, con palabras que las alientan a no dejarse llevar por lo que los demás dicen. De esta manera, las hace sentir acompañadas para evitar lo que ella sufrió.
   Con esto, ¿Qué queremos lograr en nuestros lectores?
Queremos hacerles cambiar sus actitudes y formas de pensar, por eso te pedimos que antes de insultar a alguien pienses en las consecuencias que esto trae y cuánto lastima al otro y los sentimientos que genera como odio, bronca y hasta vergüenza.
   Por último, les dejamos este consejo a seguir.
“Debemos abrazar nuestra singularidad, esto es lo que nos hace únicos”


Autores: 
                               Parra, Belén.
                                    Lucero, Celeste.
                                           Montenegro, Pamela.
                                 Kappes, Sofía.

Publicado por:
                              Rojas, Sylvia.

jueves, 25 de julio de 2013

Pedido del Papa Francisco a los jóvenes argentinos en Brasil


 
En el primer encuentro con los jóvenes en la Catedral de Río de Janeiro, en Brasil, Francisco arengó a la juventud para que "hagan lío" y les pidió trabajar para "sacar la religión a las calles". En la catedral de Río de Janeiro, ciudad donde se realiza la Jornada Mundial de la Juventud, Francisco interpeló a los jóvenes y manifestó: "¿Qué espero de la Jornada? Espero lío, que haya lío, que la Iglesia salga a las calles". "Que nos defendamos de la comodidad, que nos defendamos del clericalismo", agregó el Papa.
"Pueden tomar un licuado de manzana, un licuado de naranja, pero no tomen licuado de la fe; la fe no se licúa. Es la fe en Jesús", destacó.
Acorde a su ya clásico estilo informal, Francisco rezó junto a los jóvenes antes de bajar a sacarse fotos y darse abrazo con los que estaban en las primeras filas. 
Después de haber hecho largas colas de hasta 18 horas bajo la lluvia, unos 5 mil jóvenes de todas las regiones de país fueron los testigos privilegiados de la esperada cita en el interior del imponente templo, mientras otras decenas de miles debieron seguir desde afuera el esperado momento.
"Hagan lío en sus diócesis. No se queden encerrados en sus comunidades ¡La Iglesia tiene que salir a la calle! ¡Si no sale, la Iglesia se convierte en una ONG y la Iglesia no es una ONG!", los arengó el papa en un breve pero contundente mensaje a los peregrinos durante el encuentro informal, que se extendió por sólo media hora y que no estaba previsto en la agenda de actividades de Francisco en Río.
"Cuiden los dos extremos: los jóvenes y los ancianos. No se dejen excluir. No tomen licuado de fe", fueron las ideas-fuerza que el ex arzobispo de Buenos Aires buscó transmitir a los jóvenes que, agitando banderas celeste y blanca, no dejaban de gritar y vivar su renovada presencia entre ellos.
Una imagen de la Virgen de Luján traída de Buenos Aires presidió el acto desde un costado del altar y, ante ella, se detuvo a rezar el pontífice al inicio de la ceremonia, luego de saludar con cariño a un grupo de chicos discapacitados en sillas de ruedas que ocuparon las primeras filas de asientos.
"Háganse valer, luchen por sus valores. No se dejen excluir. Los jóvenes y los ancianos son los dos extremos de la sociedad", expresó categórico, luego de denunciar "el gran porcentaje de toda una generación de jóvenes sin trabajo".
En otro tramo de su breve discurso, añadió: "Que los viejos abran la boca y transmitan su sabiduría porque son la reserva cultural de nuestro pueblo. Los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino".
"No licuen la fe en Jesucristo. Tomen licuado de banana, de manzana, pero no tomen licuado de fe", les pidió también y, ante cada frase fuerte, el auditorio volvía a estallar en aplausos.
En referencia al lugar del encuentro, dijo que le daba "pena verlos enjaulados" y agregó: "qué feo es estar enjaulados, se los confieso de corazón", en relación a las estrictas normas de seguridad y protocolo que debe cumplir pero que viene rompiendo permanentemente para desconcierto de sus custodios.
Por último, agradeció a los jóvenes su "cercanía" y su "presencia" en la catedral. "Gracias por rezar por mí. Les pido de corazón que lo sigan haciendo porque lo necesito. Nos vemos estos días, que Dios los bendiga", concluyó su mensaje.
Al final del encuentro, Francisco bendijo una cruz franciscana de San Damián que le acercaron dos jóvenes y que volverá a la Argentina para misionar por distintos lugares del país.
Jueves, 25 de julio de 2013

Fuente de información: http://www.corrienteshoy.com
Profesora Sylvia Rojas

martes, 23 de julio de 2013

Ángelus- 7 de julio de 2013



Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Ante todo deseo compartir con vosotros la alegría de haber estado, ayer y hoy, con una peregrinación especial del Año de la fe: la peregrinación de los seminaristas, novicios y novicias. Os pido que recéis por ellos, para que el amor por Cristo madure cada vez más en su vida y lleguen a ser auténticos misioneros del Reino de Dios.
El Evangelio de este domingo (Lc 10, 1-12.17-20) nos habla precisamente de esto: del hecho de que Jesús no es un misionero aislado, no quiere realizar solo su misión, sino que implica a sus discípulos. Y hoy vemos que, además de los Doce apóstoles, llama a otros setenta y dos, y les manda a las aldeas, de dos en dos, a anunciar que el Reino de Dios está cerca. ¡Esto es muy hermoso! Jesús no quiere obrar solo, vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere difundirlo con el estilo de la comunión, con el estilo de la fraternidad. Por ello forma inmediatamente una comunidad de discípulos, que es una comunidad misionera. Inmediatamente los entrena para la misión, para ir.
Pero atención: el fin no es socializar, pasar el tiempo juntos, no, la finalidad es anunciar el Reino de Dios, ¡y esto es urgente! También hoy es urgente. No hay tiempo que perder en habladurías, no es necesario esperar el consenso de todos, hay que ir y anunciar. La paz de Cristo se lleva a todos, y si no la acogen, se sigue igualmente adelante. A los enfermos se lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. ¡Cuántos misioneros hacen esto! Siembran vida, salud, consuelo en la periferias del mundo. ¡Qué bello es esto! No vivir para sí mismo, no vivir para sí misma, sino vivir para ir a hacer el bien. Hay tantos jóvenes hoy en la Plaza: pensad en esto, preguntaos: ¿Jesús me llama a ir, a salir de mí para hacer el bien? A vosotros, jóvenes, a vosotros muchachos y muchachas os pregunto: vosotros, ¿sois valientes para esto, tenéis la valentía de escuchar la voz de Jesús? ¡Es hermoso ser misioneros! Ah, ¡lo hacéis bien! ¡Me gusta esto!
Estos setenta y dos discípulos, que Jesús envía delante de Él, ¿quiénes son? ¿A quién representan? Si los Doce son los Apóstoles, y por lo tanto representan también a los obispos, sus sucesores, estos setenta y dos pueden representar a los demás ministros ordenados, presbíteros y diáconos; pero en sentido más amplio podemos pensar en los demás ministerios en la Iglesia, en los catequistas, los fieles laicos que se comprometen en las misiones parroquiales, en quien trabaja con los enfermos, con las diversas formas de necesidad y de marginación; pero siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca. Todos deben ser misioneros, todos pueden escuchar la llamada de Jesús y seguir adelante y anunciar el Reino.
Dice el Evangelio que estos setenta y dos regresaron de su misión llenos de alegría, porque habían experimentado el poder del Nombre de Cristo contra el mal. Jesús lo confirma: a estos discípulos Él les da la fuerza para vencer al maligno. Pero agrega: «No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo» (Lc 10, 20). No debemos gloriarnos como si fuésemos nosotros los protagonistas: el protagonista es uno solo, ¡es el Señor! Protagonista es la gracia del Señor. Él es el único protagonista. Nuestra alegría es sólo esta: ser sus discípulos, sus amigos. Que la Virgen nos ayude a ser buenos obreros del Evangelio.
Queridos amigos, ¡la alegría! No tengáis miedo de ser alegres. No tengáis miedo a la alegría. La alegría que nos da el Señor cuando lo dejamos entrar en nuestra vida, dejemos que Él entre en nuestra vida y nos invite a salir de nosotros a las periferias de la vida y anunciar el Evangelio. No tengáis miedo a la alegría. ¡Alegría y valentía!


Fuente de información: http://www.news.va
Profesora Sylvia Rojas

El Papa en Brasil: 'La juventud, el ventanal por el que entra el futuro del mundo'

 El Papa Francisco, en suelo americano.
Recemos por él...para que su visita bendiga, sus palabras conviertan, su ejemplo contagie y su Verdad  guíe y oriente las vidas de tantos hombres que sueñan con el Buen Camino.

               





                   Profesora Sylvia Rojas

miércoles, 10 de julio de 2013

Homilía del Santo Padre Francisco (30 de junio de 2013)




 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El Evangelio de este domingo (Lc 9,51-62) muestra un pasaje muy importante en la vida de Cristo: el momento en que – como escribe san Lucas – «Jesús tomó la firme decisión de ponerse en camino hacia Jerusalén» (9,51). Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación. Desde aquel momento, luego de aquella “firme decisión”, Jesús apunta directamente hacia  la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirlo, dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada fija; saberse despegar de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del pasado.               Pero Jesús también les dice a sus discípulos, encargados de precederlo en el camino hacia Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no encontraran disponibilidad a recibirlo, continúen, vayan adelante. Pero Jesús no impone jamás, Jesús es humilde, Jesús invita. Si tú quieres ven. Y la humildad de Jesús es así. Él nos invita siempre. No impone. Todo esto nos hace pensar. Por ejemplo, nos dice la importancia que, también para Jesús, tuvo la conciencia: el escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla. Jesús, en su existencia terrenal, no estaba, por así decirlo, condicionado por un “control remoto”: era el Verbo encarnado, el Hijo de Dios hecho hombre, y a un cierto punto tomó la firme decisión de subir a Jerusalén por última  vez; una decisión tomada en su conciencia, pero no solo: con el Padre, en plena unión con Él! Ha decidido en obediencia al Padre, en escucha profunda, intima de su voluntad. Y por esto la decisión era firme, porque fue tomada con el Padre. En el Padre Jesús encontraba la fuerza y la luz para su camino. Y Jesús era libre. En aquella decisión era libre. Jesús a nosotros los cristianos nos quiere libres como Él. Con aquella libertad que viene de este diálogo con el Padre, de este diálogo con Dios. Jesús no quiere cristianos egoístas, que sigan el propio ‘yo’, que no hablan con Dios, ni cristianos débiles, cristianos que no tienen voluntad, cristianos a control remoto, incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro, y no son libres. ¡Jesús nos quiere libres! Y ¿dónde se consigue esta libertad? En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia no es libre, no es libre. Por eso debemos aprender a escuchar más a nuestra conciencia. Pero ¡atención! Esto no significa seguir el propio yo, hacer aquello que me interesa, que me conviene, que me gusta... ¡No es esto! La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, a permanecer fiel. Nosotros hemos tenido un ejemplo maravilloso de cómo es esta relación con Dios en la propia conciencia. Un reciente ejemplo maravilloso, el Papa Benedicto XVI nos ha dado este gran ejemplo. Cuando el Señor en la oración, le ha hecho comprender cuál era el paso que debía dar. Ha seguido, con gran sentido de discernimiento y valor, su conciencia, o sea la voluntad de Dios que hablaba a su corazón. Y este ejemplo de nuestro Padre nos hace mucho bien a todos nosotros, como un ejemplo que debemos seguir. La Virgen, con gran simplicidad, escuchaba y meditaba en lo más íntimo de sí misma la Palabra de Dios y aquello que sucedía a Jesús. Siguió a su Hijo con íntima convicción, con firme esperanza. Que María nos ayude a convertirnos cada vez más en hombres y mujeres de conciencia - con conciencia libre, porque en la conciencia tiene lugar el diálogo con Dios – hombres y mujeres capaces de escuchar la voz de Dios y de seguirla con decisión.

Fuente: RadioVaticana
Profesora Sylvia Rojas